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EXPLICATIVO DEL POR QUÉ DE UNA LEY DE EDUCACIÓN EMOCIONAL Y SOBRE SU IMPLEMENTACIÓN

Lic. Lucas J. J. Malaisi

 

¿Qué es la Educación Emocional?

Es una estrategia educativa de promoción de la salud que tiene por objetivo mejorar la calidad de vida de las personas a partir del desarrollo de habilidades emocionales.

La Educación Emocional es “El proceso de enseñanza de las habilidades emocionales mediante el acompañamiento y apuntalamiento de la persona en el ejercicio y perfeccionamiento de las mismas”.

Es un proceso porque implica un tiempo (toda la vida, y no un día) y por otro lado, cambios; que son progresivos en la adquisición de dichas habilidades. Es una enseñanza, dado que se basa en la transmisión de conocimientos y la corrección de lo erróneo (comportamientos agresivos, impulsivos o desadaptatívos en general). Por habilidades emocionales entendemos los cinco ejes constitutivos de la Inteligencia Emocional (Conocimiento de uno mismo, autorregulación, empatía, motivación y habilidades sociales). En cuanto al acompañamiento, hace referencia a un otro humano que está junto a quien aprende compartiendo un cierto período de tiempo (no un libro ni un transeúnte). Esta es la función del docente, padre, madre, abuelo, etc. que comparte un tiempo con la persona cuando enseña y apuntala, puesto que reafirma los comportamientos adecuados de la persona. Por el término ejercicio hago referencia a la importancia en cuanto a que la persona practique y ejercite tales aprendizajes. Por último, la palabra perfeccionamiento hace referencia a la mejora continua de las habilidades emocionales mediante su ejercicio por parte de la persona y el apuntalamiento del educador. Perfeccionamiento que no tiene fin, puesto que tal enseñanza puede realizarse a lo largo de toda la vida. Sin embargo, de niños es cuando más receptivos somos, por tanto es cuando más efectiva es tal educación.

 

¿Por qué hacer Educación Emocional ahora?

Porque tenemos una sociedad con claros síntomas de enfermedad: violencia, depresión, consumo de drogas, consumismo, culto de la imagen, delincuencia, etc.[1]

[1] A pesar de los esfuerzos del gobierno por combatir ciertos flagelos sociales, observa la presencia de conductas agresivas, delictivas, suicidas, adictivas,  depresivas, evasivas, desafiantes, entre otras. Concretamente se puede decir que en la Argentina actualmente las tasas de suicidio de adolescentes varones entre 10 a 14 años se han duplicado, existen casi cuatrocientos mil con trastorno Negativista Desafiante y hasta seiscientos mil con trastorno Disocial del Comportamiento; en el ámbito educativo se da un alto índice de ausentismo, repitencia y abandono (estos dos últimos disminuidos por un “maquillaje” en las estadísticas), poniéndose en evidencia la crisis educativa por la que estamos atravesando como comunidad. Asimismo, se ha registrado un aumento de la depresión infantojuvenil, con aparición de su sintomatología a edades cada vez más tempranas, como también se observan niños con angustia crónica.

Por otro lado puede mencionarse cierta incapacidad de algunos padres para educar; el agotamiento que sufren, la fragmentación familiar, la desintegración de las redes de apoyo comunitario, la urbanización, la implacable inseguridad social, los cambios económicos, la inequidad, marginación y discriminación social, la sobreexposición a la violencia gráfica, condiciones de hacinamiento, etc. Al mismo tiempo se observan cambios valórico-culturales que fomentan el consumismo, individualismo, materialismo, hedonismo, relativismo, permisividad, masificación, frivolidad, búsqueda del placer inmediato,  culto de la imagen, entre innumerables situaciones que influyen adversamente, haciendo más difícil la adaptación de los niños al mundo actual. Sin embargo, la gravedad de todo ello reside en que se está experimentando un proceso de naturalización o acostumbramiento, donde ya no se percibe el peligro de la situación haciéndose cada vez más lejana la necesidad de hacer algo para cambiar.

 

¿Quién sugiere hacerlo?

La OMS (Organización Mundial de la Salud) propone el desarrollo de las “Habilidades para la vida” (life skills) en 1986, luego en el 1993 elabora un nuevo documento centrado en la Educación (Life Skills Education in School) en el cual define dichas habilidades como “Capacidades para adoptar un comportamiento adaptativo y positivo que permita a los individuos abordar con eficacia las exigencias y desafíos de la vida cotidiana”. Luego en 1998 en un Glosario sobre promoción de la salud especifica desarrollar en el ámbito educativo 10 habilidades para la vida, de las cuales al menos 6 son habilidades emocionales en forma específica[2].

Estos documentos se basan en una contundente e incuestionable evidencia científica de los beneficios de hacer Educación Emocional.

 

[2]  Las habilidades para la vida propuestas por la OMS son: (las subrayadas son habilidades emocionales)

  1. Capacidad de tomar decisiones

  2. Habilidad para resolver problemas

  3. Capacidad de pensar en forma creativa

  4. Capacidad de pensar en forma crítica

  5. Habilidad para comunicarse en forma efectiva

  6. Habilidad para establecer y mantener relaciones interpersonales

  7. Conocimiento de sí mismo

  8. Capacidad parar para establecer empatía

  9. Capacidad para manejar las propias emociones

  10. Habilidad para manejar las tensiones o estrés

¿Cómo implementarlo? (Artículo 4º de la Ley de Educación Emocional)

Debe hacerse de dos formas:

 

 

¿A quiénes capacitar para desarrollar las habilidades emocionales? (Artículo 2º de la Ley de Educación Emocional)

Para llegar eficazmente a desarrollar la Inteligencia Emocional en niños, es necesario abordar los cuatro pilares de la Educación Emocional: Primero capacitar a Docentes (respecto de las técnicas y principalmente sobre cómo manejar las emociones en ellos mismos y la automotivación), luego a Padres (en Escuela para Padres), Educación Emocional en las Relaciones Interpersonales (para abordar las dificultades organizativas) y finalmente abordar a los niños y niñas.

 

 

¿A qué se debe el fracaso del sistema educativo actual?

Son prácticas anacrónicas que insisten en lo académico y en la transmisión de conocimientos, siendo que en el Siglo XXI las tecnologías hacen accesible la información a todos. Además pretenden la preparación de una pesrona para la “productividad”.

Ambos enfoques no se condicen con las necesidades del mundo actual, considerando que el 80 % de los conocimientos que necesitarán los niños de hoy cuando tengan 18 años, aún no existe, aún no está siquiera pensado, dado que el conocimiento mundial se duplica cada 10 años.

 

¿Qué tipo de educación necesitamos en el Siglo XXI?

Además de lo realizado al momento (lo académico) es menester abordar una educación que favorezca el desarrollo de la resiliencia, salud emocional y satisfacción personal, dinamización de recursos y el entrar en acción, tolerancia a la frustración y automotivación, considerando que del 70 al 80 % del éxito que obtenemos en la vida depende de las habilidades emocionales.

HEMOS DE PROMOCIONAR LA SALUD PARA EVITAR A FUTURO LA PROLIFERACIÓN DE CONDUCTAS SINTOMÁTICAS.

 

¿Por qué una Ley de Educación Emocional y no un abordaje en centros de salud?

  1. Debe ser una estratégia sistémica: para lograr un verdadero cambio comportamental en la sociedad es necesario abordar y llegar a todos su actores sociales y el espacio coyuntural donde todos asisten es la escuela.

  2. Estrategia Sustentable (permanente): Un cambio y mejora continua no se agota en un programa, es necesario un compromiso sostenido en el tiempo para el establecimiento de hábitos salutógenos que arroje capacidades instaladas en toda la sociedad.

  3. Un fundamento científico: la implementación de esta estrategia necesita de un respaldo científico y de un concenso entre todos los actores sociales (empezando por docentes y no por las autoridades educativas que, al menos en años, no han estado al “frente de batalla”).

 

¿Cuáles son los pros de implementar la ley?

  1. Actúa sobre toda la población (Niños, adolescentes y adultos) apuntando a un cambio generacional en pro de la salud.

  2. Es económioco en términos finacieros: no requiere inversión edilicia ni tecnológica, sólo se basa en la utilización inteligente de los recursos existentes. Sólo requiere capacitación docentes (unos pocos kms de ruta son más costos que este cambio, que requiere de una única inversión).

  3. Los resultados en mejora de calidad de vida y educativa han sido científicamente comprobados

  4. Es una estrategia de fácil y rápida implementación. Son tecnologías bajas en complejidad: No requiere altos grados de capacitación.

 

¿Cuáles son las resistencias de implementar una ley de Educación Emocional?

  1. Es económica: no resulta redituable para el mercado de la enfermedad ni el de la seguridad. No nos haremos millonarios con esto, sólo apunta y asegura una mejor calidad de vida.

  2. Los resultados son a mediano y a largo plazo: Apuntan a un cambio estructural no siendo útil para hacer demagogia ni políticas populistas.

  3. Su producto es la autonomía: Se trata de una emancipación del círculo del comercio de la enfermedad, inseguridad, narcotráfico y dependencia de dádivas.

  4. El poder ejecutivo (Ministerios de Educación) lo perciben como un cambio revolucionario y costoso, por lo tanto es “amenazante”. Se da una desinformación de autoridades gubernamentales que buscan apostar a lo “seguro”.

 

 

Cronograma de despliegue de la implementación de la ley:

 

 

¿Cómo es la logística para una capacitación simultánea y masiva a toda la comunidad educativa?

Puede implementarse mediante:

  1. Cursos a distancia: Utilizando material bibliográfico de estudio y evaluación, conferencias y talleres explicativos en DVDs.

  2. Cursos vía virtuales: Utilizando material bibliográfico de estudio y evaluación, conferencias y talleres explicativos virtuales.

  3. Cursos personalizados: Capacitadores de Educación Emocional que trabajan directamente con los docentes y padres.

 

¿Cómo es el monitoreo y evaluación de resultados del trabajo realizado? (Artículo 9º de la Ley de Educación Emocional)

  1. Creación de Observatorios: personal idóneo en la materia supervisa e investiga sobre los trabajos realizados.

  2. Creación de foros (físicos y/o virtuales) para el debate y compartimentación de experiencias exitosas.

  3. Administración de encuestas a docentes y padres.

 

Reflexiones finales:

 

Una política que pueda dar cuenta de la compleja red de actores y variables que influyen sobre los niños y familias, y que logre un cambio radical combatiendo el mercado de la enfermedad e inseguridad, sabemos, no se agota en un programa ni termina al implementarlo en algunas escuelas. Para asegurar los resultados que nos proponemos es necesaria una continuidad y mantenimiento en el tiempo de estas propuestas logrando llegar a todas las escuelas. Es por ello esencial el compromiso de autoridades políticas y gubernamentales para llevarlo a cabo a gran escala y mantenerlo en el tiempo, dado que si sus esfuerzos se concentran en los periodos electorales o bien buscan resultados inmediatos dentro del propio mandato, la solución es superficial y efímera, no alcanzando las raíces del problema, sino más bien, dejándolas intactas para que florezca posteriormente con aún más fuerzas. Si nos ocupamos de situaciones urgentes, y no de proyectos a futuro, procrastinamos el desarrollo y crecimiento de la sociedad. De este modo, las pululantes situaciones de  precariedad imponen la emergencia de destinar recursos para “emparchar sobre lo parchado”, no dando la posibilidad de trabajar en lo estructural, arrojando como resultado una vulnerabilidad creciente, que justifica cada vez más las intervenciones de resultados efímeros, ante estas –curiosamente- más frecuentes situaciones “inesperadas”.

Está comprobado que los patrones de comportamiento familiar en general se transmiten de generación en generación, donde si por ejemplo existió abuso, este tiende a repetirse. Lo mismo ocurre con la violencia, física o verbal, abandono emocional, entre otras situaciones que, ya sea por un aumento demográfico o porque empeora el escenario, cada vez son más frecuentes y en su mayoría terminan judicializándose sin resolver el problema, muy por el contrario, a menudo empeorándolo. Estas intervenciones judiciales no despliegan en toda su extensión una función educativa que permita evitar el problema, pues llegan tarde, cuando el daño ya está causado. Es por ello menester llegar antes a aquellos en situación de riesgo y a aquellos que todavía no lo están también, asegurándonos que se mantendrán sanos y bajo control consciente de sus actos.

El fracaso del modelo educativo actual, basado en paradigmas obsoletos que no se condicen a las necesidades actuales, queda evidenciado por los constantes y perniciosos cambios y reformas que insisten en lo mismo: modificar una y otra vez proyectos y metodologías que se centran en lo cognitivo, ignorando la importancia de una sana vida emocional del niño y sus tutores (padres y docentes). Es por ello de vital importancia que al niño se le provean las herramientas para ser consciente de su situación, sentimientos y pensamientos. Porque si sólo percibe su realidad familiar, creerá que es la única realidad, la que indudablemente replicará en sus relaciones sociales, repitiéndose así esta funesta situación, entrampado en un círculo vicioso.

 

 

 

 

 

 

 

 

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